domingo, 20 de mayo de 2012


Charkikan
La banda estocolmeña que le pone calidad y profesionalismo a su trabajo

Por: Chelo

Me junté un domingo en la tarde con tres integrantes de este grupo: Claudio Torrejón (El Mago), Marcelo Muñoz Alquinta (La Sombra) y Adrian Holmström (Charkiman) para charlar un poco sobre el primer disco de la banda. El encuentro fue en una pizzería local de Fittja; entre tazas de café y sánguches de kebab, logré enterarme sobre los secretos de este grupo y su largo camino para establecerse como la banda en castellano más representativa de los arrabales de Estocolmo. 

¿El nombre Charkikan cómo nace?

La Sombra:-Yo le dije una vez a un amigo que quería tener una banda que se llamara Charkikan y el loco se cagó de la risa, lo encontró como “que na' que ver”. Es un nombrazo que a nadie se la había ocurrido antes .....  

El Mago: -El nombre tiene de todo, es folclórico, es serio; Charkikan para nosotros es un lugar donde puede entrar todo tipo de música.   

¿Qué ritmos podemos encontrar en este primer disco?

La Sombra: -Si nos vamos a poner músico etnológicos tocamos cumbia urbana, aunque tampoco tocamos solamente cumbia, tocamos además rock & roll, podemos tocar miles de wueas, pero como estamos promocionando este disco entonces nos tuvimos que autolimitar. Este disco tiene cumbia urbana con rock & roll, disco y mambo.

¿Quién escribe las canciones?

La Sombra:-Generalmente es el Claudio, a veces yo le digo “hacete esto”, le hago “beställningar”.

El Mago: -A veces me dan recetas y yo tengo que hacerlas, meter el pan en el horno o igual que el que hace la pizza, son horas incontables de cotorra.  

El Mago: -De estos diez temas, tenemos trescientos que hemos tirado a la basura, para que quede lo más esencial. Incluso temas que no son tan malos, pero que por desgracia hay que sacrificarlos en el altar del primer disco. El primer disco tiene que ser como una declaración de principios.

Y claro está que este primer disco de Charkikan nos deja bien claro quiénes son y lo que quieren. Su estilo musical y las letras de las canciones, -que por lo demás son muy originales- quieren marcar un hito. El primer disco de esta banda manifiesta algo nunca antes visto por estas latitudes: ¡Chao a lo covers! y abran paso a lo innovador, que esta banda levantó la vara. 
 

Me llaman mucho la atención los textos, ¿son historias personales o son historias generales?


La Sombra: -Si te fijas no son muy personales, le caen al 95% de las personas

El Mago: Yo creo que la idea es también que tenga un toque personal como tú dices, porque tú estas escuchando las canciones en primera persona, ahora indiscutiblemente “Ay Juana” tiene que ver conmigo, pero tiene que ver con ellos, y con muchos.

Vad känner du som ingår i ett band som behandlar frågor som egentligen är väldigt “begränsade” till en viss grupp?

Charkiman: -Jag tror att man kan förstå alla texter, de är inte så begränsade som de verkar, dem känns allmänmänskliga, det är speciellt humor som jag har lärt känna med tiden. När jag började spela med Charkikan då visste jag inte så mycket om texterna, det var Marcelo som frågade om jag ville spela lite trombon, vi spelade i bandet Festibyn tillsammans. Jag har lärt mig lite om sångerna “Ella era él” var nog den första som jag förstod texten på.

Trvis du med bandet?

Charkiman: -Jag trivs oerhört bra med bandet, det är inte alltid man trivs i band. Det här bandet är inte bara ett band, det är som en familj, det är som en utvidgad familj. Jag har nog aldrig känt något band med en sån stark samhörighet.


Vilken sång tycker ni mest om att spela? (¿Cúal canción le gusta tocar más?)

Charkiman: -Live är det nog: “Sin conexión” det är något helt galet med den.

La Sombra: -“Ay Juana”, la mejor batería del mundo y nadie la va a cachar porque es una batería que yo diría “ya no se toca”, que es la batería de Valparaíso, como se tocaban las cumbias en Valparaíso y como se tocan las dobles, que cuando chico me costó más que la cresta aprender, pero cuando me la aprendí, me enamoré. Ahora no tocan así, tocan como cubanos, como Yankees y la wuea chilescota, esa que funcionaba más que la cresta cagó. Es una fiesta tocar la batería en el “Ay Juana”.



¿Cuál es la meta de Charkikan para este 2012?

La Sombra:- Por el momento ir a Francia, el 8 de agosto nos vamos por una semana, romper el cerco que nos hemos autoinpuesto nosotros aquí. Estamos o en Latinoamérica o en Suecia y no pensamos en el resto de Europa que esta ahí. En Francia tenemos dos tocatas en Burdeos; el toque grande, que nos consiguieron unos amigos chilenos allá, es en la playa.

El Mago: -No quiero metas, quiero tocar, tocar, tocar que el mundo se va acabar.

Charkiman: -Att etablera sig på olika scener, hitta ett forum där det passar.

La filosofía Charkikana está inspirada en Alejandro Jodorowsky quien dice: “si el arte no sana, no es arte”, claro está que la meta final de esta banda es movernos el suelo, despertarnos de nuestro diario vivir y sanarnos.

Al Mago, La Sombra y Charkiman se les unen en este concepto Rino Saavedra, Nicolás Lazo Zubieta, Joel Brännlund y Paulo Rojas, este último se incorporó en la grabación del disco cuando andaba de paso por Suecia en una gira junto a Luis Le-Bert. Los nombres de esta tropa nos refleja que no es pa´l leseo la cosa, estos cabros están muy bien preparados y nos están entregando un trabajo original nunca antes visto por estas latitudes, como dije antes ¡Chao a los covers! y abran paso a lo innovador, que esta banda levantó la vara. 

El sábado 26 de mayo tocarán junto a la Sonora de Tommy Rey en Solnahallen. 



“LA VERDAD ESTÁ EN LA MENTIRA, LA MENTIRA ESTÁ EN LA VERDAD


Por: Marcelo Muñoz Alquinta


“La verdad está en la mentira, la mentira está en la verdad”  así declamaba con furor el querido Gollo Paredes en los recitales poéticos realizados a escondidas por ahí por el año 76 en Valparaíso en el resistente “Boliche la Obra”. Yo cabro casi imberbe junto con mi cumpa del Liceo nos despertábamos de la modorra  que nos producían los lectores de poesía rimbombante, explosiva o sensiblera que pululaban por esos tiempos. No me la estoy dando de lúcido precoz, sólo digo que nos  despertaba. El Gollo trabajaba en el puerto de Valparaíso, había estudiado en el Bellas Artes y era esa rara mezcla de bohemio porteño,  artista renacentista y  arqueólogo de película. Ver aparecer al Gollo era para nosotros, cabros liceanos que adorábamos el rock progresivo de Los Jaivas y Pink Floyd, como ver emerger ante los ojos a un ícono pop, más cerca de la psicodelia chamánica que de la militancia estricta.

 El “Boliche la Obra” era un alucinante local en los altos de un edificio antiguo de Valparaíso donde los más increíbles personajes de la cultura y la música convivían bajo el mismo techo. Un techo muy frágil que aún así resistía el embate del temporal de granizos cívicos y de relámpagos militares. La cultura que ahí existía era muy especial. Coexistían  el arte político y el vanguardista, convivencia obligada, creo por la necesidad de hacerle  oposición a la cultura alienante de la “entretención” patrocinada por los milicos bárbaros  y los civiles mercachifles.

 La concurrencia se calentaba los huesos calados de miedo y de frío con un” vino navegao” de antología, muy parecido al glögg servido en tazas de té, que  reconfortaba el cuerpo y el alma,  brebaje de solidaria pureza que alegraba a sobrevivientes y muertos en vida.
Para matar el hambre se podía acceder por un módico precio a  unas empanadas "clandestas"  y algún que otro sanguchito de queso de cabra con pebre.

 La memoria engañosa me sopla que ahí vi a los poetas y artistas más importantes de ese tiempo; si alguien se acuerda de otra cosa que me ayude gärna, sé que a muchos de los que llegaron a Estocolmo con “aerolíneas Pinochet” los divisé alguna vez en las penumbras juveniles del bolichito.

El Gollo era muy  interesante para los adolescentes que habíamos quedado con el puro gustito a  la Unidad Popular. Silencioso y estoico, sentado con un casco estilo Romano en la cabeza en medio del público, esperaba el momento indicado para gritar su frasecita; que aparecía contradictoria en momentos que se entendían como rabiosamente consecuentes. Entre todo esto desde los parlantes de la precaria amplificación del local, una voz en “off” le contestaba lo mismo.

 ¿Qué quería decirnos?

Ojalá lo viese de nuevo pa preguntarle y saludarlo afectuosamente,  aunque ya la respuesta llegaría atrasada.

La frase de aquella noche se nos quedó clavada para el resto de los días como una especie de  brújula, antídoto, sahumerio, balas de plata, pata de conejo en contra de las verdades mentirosas y las mentiras verdaderas.

 ¿Por qué crestas me acordé de esto y me puse a escribir recuerdos de más de cuatro décadas? Si el Kabezanegra me dijo que siguiera en la onda del artículo anterior.

¿Será porque en el camino de exponer  ciertas impresiones, ideas, aspiraciones (y para hablar con los poetas dormilones) sueños, me llevan a despertar el adhd contestatario y adolescente?

 ¿Será porque la lógica mercantil parece  enquistada en los más recónditos rincones del lenguaje y de las mentes actuales en las que el vino navegao no tendría cabida como consuelo solidario entre tanto gil  picao a sommelier ?

¿Será porqué el hacer música en el otro hemisferio rodeados por  otro idioma, por otra economía, por otra cultura, nos deja expuestos, con un casco Romano en la cabeza pero sin la voz en “off” que se haga eco de nuestras palabras?

¿Será porque queremos salvar el abismo entre el tercermundismo casi genético que llevamos por dentro a punta de leer los manuales de funcionamiento del primer mundo?

¿Será que el estudiar creyéndonos el berättelse puede transformarnos en  Lautaros light;  postmodernistas ciegos al neocolonialismo?

… O será porque lisa y llanamente nos está haciendo falta un boliche en Estocolmo.

¿Me estoy yendo muy  en la profunda?

Volvamos al Gollo mejor, “La verdad está en la mentira, la mentira está en la verdad”.