domingo, 10 de abril de 2011

THE ReGypSka BAND

La Música como lugar utópico

“Somos hijos sin patria. Entonces, da lo mismo donde termine” (Romeo Rocha) Si resulta que vienes de cualquier sitio, ¿pueden las raíces estar en cualquier parte?

Foto: Loen Montefusco

Extrañísimo encontrarse con una banda de tipos que se ven prácticamente como yo, y que sin embargo, parecen representar cosas tan plurales, tan distintas.

Esta noche, la salida clandesta del kabezanegra tendría un final de esos apoteósicos que cualquier amante del carrete se espera. Era un día martes, un 29 de marzo para ser más pedantes, y créanlo o no, estaba como para quedarse en casa. Corría un viento de esos que las viejas en Transilvania usan para pelar gallinas.

Con un pucho en la mano y ganas de que me invitaran a una chela, pasé por los barrios bohemios de Skånegatan hasta llegar a Pet Sounds Bar, donde me esperaban los de siempre (a estas alturas uno ya se siente parte del jet set musical). Abrí las puertas del local. El hálito de una storstark me dio en la cara. Y ahí estaban ellos, tras bambalinas, esperando con ansias la llegada del kabezenegra (ni que fuera contrabandista). Mentira, esperaban con ansias la hora de tocar en la que sería, su primera tocata juntos.

The Regypska Band (¡Qué nombre compadre!). Lo primero que hice fue preguntarles por el nombre. “Regypska” según ellos, expresa la fusión de tres estilos, el reggae, el gypsy y el ska. A eso le suman el latin. Según Romeo, es “una mezcla que está fatal. Es que es un cruce fatal. Generalmente un latino saca terribles ritmos, y les pone letras. Regypska mezcla la música rumana con otros ritmos, queda algo entre chileno y música folk”.

Romeo Rocha (voz y composiciones), de padre chileno en el exilio, creció en Rumania y llegó a Suecia por ahí por los ‘80. Nunca se sintió bien en ninguna parte, en ninguna sociedad. Nos cuenta que creció cerca del mundo de los gitanos. “A ellos los vi ser maltratados y corridos de todas partes bajo la dictadura de Ceauşescu. Tal vez por eso lo que escribo va en contra del sistema. La expresión musical es lo único que me mantiene vivo”. Curioso pienso yo, porque todos intentamos a lo largo del camino inventarnos una identidad. En el caso de Regypska, la música parece ser el sitio sobre el cual se han plantado las raíces. El hermano de Romeo, Alex (guitarra), originario de Talcahuano, lleva acá casi 5 años. Desde muy chico se entusiasmó por la música. Romeo, impresionado por sus habilidades, decidió traerlo a Suecia para que tocara con él. Asi fue naciendo Regypska, a la que se sumó Marcelo Núñez (baterista), oriundo también de Chile pero llegado acá a los 14 años. Según ellos en el fondo lo que hacen es “lo que les viene en la sangre”. La música es una alegría que siempre llevan. Cristián Canales (bajo), el último en integrarse a la banda, nos cuenta que su interés está puesto en rescatar los tesoros musicales de todos los días. Regypska en ese sentido le permite explorar la música del mundo y el folclore de los balcanes.


Eran ya pasadas las 10 de la noche. A esas alturas empecé a reconocer algunas caras entre el público y al rato el källare estaba repleto. De pronto el ambiente se cargó de psicodelia. No sé si eran ya las tres chelas, o el ritmo agitanado y eléctrico de las guitarras de Regypska, las que produjeron tal efecto. Algo pasó porque de pronto fue como si nos hubiesen teletransportado a distintos parajes del mundo. La voz natural y quebrada de Romeo, en un la-la-la-lá gitano, me hizo sentir que ahí algo fuera de lo común estaba a punto de pasar. Así fue como empezó el verdadero concierto, que a las alturas de ‘Gipsy from the Bronx’ y ‘Var är du’, tenía la magia consumada. Regypska ya cuenta con un disco cuya calidad musical da indudablemente para hablar. Por lo demás, rara vez uno se encuentra con una banda que en vivo te deja los pies convertidos en polvo. Un manjar musical, si se quiere, dado que consiguen interpretaciones en que todo suena ‘tight’. A esto agregaría yo que pocos tienen la habilidad instrumental como para realmente hacerte vagabundear rítmicamenter por el mundo. Quizás uno de los puntos más representativos de esto último fue el tema “Tú solo tú”, cumbia que nos dejó empapados a todos pidiendo más. ¡Es que los platillos y la güira, con su nitidez sonora, nos dejaron bailando casi en pelotas! En un momento, Romeo bajó a bailar con el público. Ahí la fiesta alcanzó su punto álgido. Alguien gritó “una malteada”, y el conmovido vocalista salió volando entre los brazos de todos.

Regypska es una construcción que refleja distintos orígenes y cuya identidad va más allá de las fronteras nacionales. Nunca pensé que la música pudiera ser un lugar casi concreto. Talvez si eres gitano te das cuenta de que el planeta le pertenece a todos, y de que el desarraigo arraigado es la mejor bandera para ser parte del mundo. Una lengua en este caso no basta. Puedes hablar muchos idiomas y aterrizar siempre en el mismo sitio: tu propia humanidad, determinada por tus propios sueños, y los sueños que construyes junto a tus pares. ¡Salud entonces por Regypska!

Por: El Kabezanegra